Anoche la chuchú chica (alias chocolito) vivió la primera lluvia de su vida. En el centro, la nube con gotas grandes acompañada de viento, abrió la ventana de par en par, pero ella lo tomó con tranquilidad. Dudé un minuto entrarla con macetero y todo, pero si bien se acostumbra a mi presencia, no quisiera matarla de un ataque al corazón. Ya ha tenido bastante con la muerte de su hermano y la desaparición de sus papás...
Estos días ha sido lindo ver como empieza a dar sus primeros pasos. Cuando hace frío se vuelve una bolita y cuando sube la temperatura aprovecha de moverse. A veces gira en 360 grados, dándose una vuelta completa sobre el nido, se limpia las plumas, estira las alas y de a poco se asoma hacia el borde del macetero que ha sido su casa este último mes. Ayer en la tarde la pillé precisamente a la orilla de ese borde, mirando hacia el horizonte como diciendo "ya se acerca la hora".
Un tío o un buen vecino le viene a dar de comer. No tan frecuente como quisiera, pero por lo menos le asegura una comida al día. En las mañanas comienza a piar y al poco rato llega la tórtola adulta con el desayuno predigerido. Ella desesperada mete la cabeza completa en el buche.
Debe quedar poco para la hora de... Las nubes a lo lejos pasan como en un capítulo de Heidi y no quiero moverme mucho. La chuchú chica anda batiendo las alas y espero estar ahí para su primer vuelo.
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