Click click Lomo en el GAM

Cuando he tenido la suerte de toparme con alguien justo en el momento en que toma una foto, siempre pienso en como ese segundo irá a parar inmortalizado a un mail o en el mejor de los casos a un álbum familiar. Instante que uno comparte desde lejos y que se convierte en el recuerdo de ese alguien más.
Varios de estos minutos congelados fueron colocados en un gran mural en el patio oriente del GAM. Con motivo del Día de la Fotografía, que se celebró el 19 de agosto, se colocó un bello pupurrí de instantáneas que en su conjunto forman una composición llena de colores y texturas. Escenas de vacas, pájaros, hijos, mujeres y la infaltable mascota son parte de las elegidas. La gracia es que todas fueron tomadas con cámaras Lomo, esas que según su tipo, te dan diferentes opciones de filtros y lentes para crear efectos espectaculares y a la antigua.
Está bueno eso de volver a lo analógico de vez en cuando. Más vale que compre un rollo y también saque del cajón a esa maravilla rusa.

Especial patrimonio: Un ceacheí en el Barrio Italia

Venciendo la flojera de un domingo por la mañana, llego puntual a las 11 a la esquina de Condell con Caupolicán. El motivo: un recorrido patrimonial del colectivo Cultura Mapocho que esta vez nos da una guía por el hoy todo design Barrio Italia.
Así, junto a unas doscientas personas, un par de amigos perrunos y bajo un cielo nublado, partimos con la historia de los orígenes del sector que incluyó habitantes indígenas y hermosas chacras ricas para la agricultura. Según nos relatan, el sector se convierte luego, a comienzos del siglo XX, en hogar para italianos y españoles -hábiles para los negocios- obreros que trabajan en las industrias cercanas y anticuarios varios, pillos criollos que se dieron cuenta que la "basura de otros" era reliquia de muchos.
Almacenes, panaderías, zapaterías y carnicerías fueron acompañando el crecimiento del barrio, que por entonces se ubicaba a unas cuadras de la estación de trenes que conducía nada menos que a Pirque.
Caminando vemos como aún quedan vestigios de algunas fábricas, como la sombrerería Girardi, y el tipo de viviendas del siglo pasado: desde los estrechos cités y amplias casas para los empleados del Servicio de Impuestos Internos en el sector de las calles Alfredo Rioseco y Armando de Molina, hasta casas estilo Tudor y la mismísima residencia de Eduardo Frei Montalva, hoy convertida en museo.
Actualmente, con la llegada de tiendas de diseño y bellos restaurantes, queda menos de la vida de ese entonces. Ha crecido la plusvalía de los terrenos, las inmobiliarias han hecho lo suyo y el panorama no pinta nada bueno. En todo caso, se mantiene el ánimo de comunidad de los habitantes. Un anticuario sonríe coqueto para una foto, un perro mas allá duerme la siesta matutina y una señora sale de su cité asustada sin entender que hacemos todos juntos mirando hacia su pasaje.
Si hasta uno de los vecinos nos devuelve la mano, nos toma una foto a nosotros y desde un segundo piso no tiene pudores en pedirnos un ceacheí. Los más animosos gritan al unísono CHI CHI CHI LE LE LE. Yo sólo pienso en lo freak que es levantarse y encontrar una  multitud afuera de tu ventana.

Más información: Revisa los próximos recorridos patrimoniales en www.culturamapocho.cl
Precios: Totalmente gratis

Sabor peruano

Ir a la Vega chica ya no es lo mismo que antes. Hace ya varios meses, por una cuestión de "hermosamiento", cambiaron  el piso de tierra por el cemento y los estrechos pasillos por ordenados locales uno al lado del otro. Algunos preferirán como está ahora, pero yo adoraba el espacio de antes, sencillo, cálido y acogedor. Lo que sí se mantiene intacto es el aroma y colorido de los productos, en especial el de los puestos que venden especias y frutos. Como el local de Daysi, una muy simpática peruana que ofrece salsas preparadas de ajo, ají panca y mirasol, cilantro y otros varios. 

El aroma del lugar es fascinante y se mezcla con los colores de plátanos colombianos, maíces morados, camotes, yucas y toda clase de granos que sirven para acompañar un rico ceviche. Sólo para sentir ese aroma, puedo volver miles de veces.

Dónde: Local 94 Vega chica, Artesanos 719-720. 

Precios: Inca Cola $600 /  kilo de yuca $1.400 / kilo de choclo morado $1.500 / cucharón de salsa preparada $200

El gato que mira cine

El de más abajo es el símbolo del Sanfic 7 que hasta el sábado 27 está presentando ficción y documentales por montones.
Nuevamente está el dilema frente al catálogo de sinopsis y funciones. Una amiga muy organizada opta por ir sólo un día y va saltando de sala en sala para ver todos los títulos que le llaman la atención.
Yo vengo llegando de ver unos cortos chilenos, todos diferentes. Me gustó El Ropero del Pueblo y El Elefante Blanco, uno ficción y otro documental. El primero ambientado en los años 30 en plena crisis económica y en donde Alicia, una niña de familia acomodada, ayuda con ropa usada a los más pobres. El segundo es sobre el gran Hospital Ochagavía, ese que nunca fue, la mole gigante de 80 mil metros cuadrados que empezó a construirse en los 70 y que tras el golpe quedó en el olvido.
A otro al que pretendo ir es al documental La muerte de Pinochet, de la dupla Perut-Osnovikoff, que muestra cómo cuatro personas vivieron el día que murió el general. Imperdible.

Más info: www.sanfic.cl

Y aquí estamos otra vez

Después del frío,  nuevamente el sol. Los cerezos, ciruelos y almendros de la capital ya están dejando asomar sus primeras flores casi un mes antes del comienzo oficial de la primavera.

Cocololiso XXL para hombres con frío

Mi hermana siempre se ríe de mi pijama de invierno. Uno de dos piezas, celeste y de una tela muy abrigadora… Dice que parezco un cocoliso vestida así, una  igualita al hijo adoptivo de Popeye. No sé que pensaría de un real cocoliso que encontré caminando por Patronato. Un osito de cuerpo entero con patitas incluida, matapasiones para algunas, pero absolutamente justificado para estos días en que hasta nieve cae del cielo.

Almorzando con los Bomberos

Luminoso, con vista a un pequeño patio con piscina y comida casera. Así es el casino de la Primera Compañía de Bomberos ubicado en José Miguel de la Barra. Un oasis para descansar la vista en el centro capitalino y una excelente alternativa a la hora de ir a almorzar.
En el lugar te puedes topar con miembros de la compañía, actores varios e incluso una que otra autoridad. "Hace unos días vino el alcalde Zalaquett", me cuenta uno de los bomberos de turno. Y es que el lugar es todo un descubrimiento. Lástima que el resto de las dependencias es sólo para el uso de la compañía: piscina, mesa de billar y grandes salones del siglo pasado quedan para la comunidad encargada de apagar incendios y rescatar personas. Merecido en todo caso.

Dónde: Primera Compañía de Bomberos,  José Miguel de la Barra 411 / Teléfono para hacer reservas: 6322392
Horarios: De lunes a viernes de 13.00 a 15.00 horas.
Lo que puedes comer: Cazuela, pollo con arroz, pescado y lasaña.
Dato extra 1: Los miércoles se llena porque el menú incluye pescado. Se recomienda llegar a las 13.00 horas.
Dato extra 2: En el lugar puedes ver la primera bomba a vapor que llegó a Sudamérica. Data de 1894 y se llama Ponka. Combatió en los incendios históricos del siglo XIX: el del bombardeo a Valparaíso de 1866, el del Teatro Municipal en 1870 y el que afectó al centro de Santiago en 1891.

Violín

Toda ventana, una escena, un mundo aparte.

Paraíso asiático en Patronato

Tengo que confesar que hace unos años atrás cuando entré por primera vez a Assimarket me llevé un montón de cosas sin tener idea qué eran. Las compré porque eran todas lindas. Envases con letras chinas y coreanas de múltiples colores que probablemente se trataban de alimentos con exóticas combinaciones de sabores.
Hoy día es todo más fácil. La mayoría de los productos están rotulados con un cartelito en español y así puedes encontrar una increíble y larga variedad de alimentos, artículos de cocina, adornos, abarrotes y congelados.
Los clientes frecuentes son coreanos, japoneses y chinos que viven en Santiago, chef varios y por supuesto decenas de curiosos chilenos que ya se han vuelto todos un expertos especialmente en sushi, la comida de moda.
Entre los productos más extravagantes se cuentan, según yo, arroz con sabor de jazmín, caramelos de menta con membrillo, anchoas condimentadas y fritas, tallos de bambú, cortes de flor de loto, té de melón amargo y el enigmático chancho chino que se hizo famoso en la UP. Una lata al módico precio de dos mil pesos.
Kim Soon Ok es una de las dueñas de este local que ya tiene 14 años en el corazón de Patronato. Al principio dice que le costó el cambio de idioma, pero aprendió conversando y hoy ya está totalmente acostumbrada a nuestro Chile. Prueba de ello: me sonríe con su nieto Ariel en brazos.

Dónde: Antonia López de Bello 326
Horarios: De lunes a viernes de 9.30 a 20.00 horas. Sábado hasta las 18.00 horas.
Precios: Galletas de arroz $300 / arroz de jazmín $2.000 / abanico grande $8.500 / abanicos chicos desde $500 / masa de wantán $2.000 / flor de loto $3.500 / lata de gusano de seda $1.500 / alcancías de chancho dorado $2.000 / sombreros típicos $.3500
Dato extra: Hay un video club con películas coreanas, pero sólo es para su comunidad.