amosantiago: marzo 2012

marzo 30, 2012

Miles de grullas vuelan por Providencia

Hoy Santiago amaneció más lindo. La razón: 2.800 grullas que desde esta mañana colorean el puente curvo de Providencia. Ahí, a un costado del Parque Balmaceda aterrizaron estos miles de pájaros de papel, que sirven de mágica inspiración a transeúntes, ciclistas y también a automovilistas que se tomen el tiempo de mirar hacia arriba.
Esta fila de aves flotando es sin duda un bello regalo para la ciudad, que alegra y emociona al entorno. La iniciativa es parte del proyecto "Cosas que me gusta hacer porque sí" del colectivo Laboratorio Escénico Visual (LEV) conformado por las actrices María Antonieta Landa, María Luisa Portuondo y María Jesús González. Hace un par de meses colgaron grullas de un árbol en el Parque Forestal y planean realizar otras cuatro intervenciones durante el año. Todo, con el único propósito de resignificar un espacio e intervenirlo desde lo positivo. Felices de seguirlas en todo lo que hagan.

Más info: Laboratorio Escénico Visual













marzo 27, 2012

Tres momentos inconexos

Estas tres fotos no tienen nada que ver entre sí, pero así es la vida a veces. Confusa, incoherente y sorpresiva.
La primera es una abuela vecina que tengo frente a mi ventana, y que con cada atardecer sale a regar sus plantas del balcón. Es un privilegio observarla, porque a esa edad el tiempo tiene su dimensión correcta: lenta y conciente. Con una delicadeza que emociona, deja caer suavemente el agua sobre la tierra y las hojas verdes que han estado todo el día bajo el sol. Se demora, se toma su tiempo y sonríe.


La otra imagen es un día agradable en el Metro, en donde se alcanza a ver un mundo paralelo en el reflejo del cielo del vagón. Un mundo patas arriba y un momento duplicado.

Y la última es una familia de venados en plena ciudad, en un sitio abandonado en el barrio Brasil. Un regalo para quien quiera mirar.

marzo 23, 2012

Lleve de lo bueno... Papas, tomates, pescados y empanadas en Providencia

Es la hora de almuerzo y la gente se aglomera en la entrada del Mercado de Providencia. La razón: las apetitosas colaciones de pastas, ensaladas y lo más concurrido, las empanadas de la Tinita.
Y es que comerse una camarón queso, una de pino o de mariscos es irse a la segura, en lo rico, lo bueno y lo barato. Esto sumado a la vista que se recrea con la misma feria, con coloridos cajones de fruta y verduras, los pescados frescos y un almacén que debe tener más de 60 años y que es una maravilla de alimentos acumulados.

Dónde: Antonio Bellet casi llegando a Providencia






marzo 21, 2012

Cine para y sobre ellas

Anoche partió FEMCINE, el ciclo de cine y documentales en donde la mujer es la temática que lo cruza todo. La hermana de Mozart de René Féret fue el punto de inicio de este festival que dura hasta el domingo y que es completamente gratuito, previo retiro de entradas.
Hay competencia a nivel nacional y de Iberoamérica, conferencias varias y talleres para los nuevos proyectos. Para hoy un imperdible: Pina de Wim Wenders. Sólo hay que agendarse e ir. 


marzo 18, 2012

Verde Santiago

Siempre nos quejamos de que la ciudad no tiene suficientes áreas verdes y que es gris, aburrida, fome y todos sus sinónimos. Ayer, me tocó ir a conocer a los recién nacidos hijos de uno de mis primos, y esta era la vista al oriente de la Clínica Indisa. Sacando el exabrupto de la Torre de Santiago con sus 70 pisos, y mirando el vaso medio lleno, no podemos negar que estar rodeado de cerros tiene sus ventajas en belleza.

marzo 13, 2012

El mural de la discordia

Siete ciclistas, calles, la Plaza Italia, el Cerro San Cristóbal y varios árboles son parte del colorido mural de la esquina de Marín y Condell, y que es también la puerta de entrada de la tienda de ciclismo urbano Grito Bikes. El colorido muro, que no es más que la invitación al lugar y un llamado para que más personas se suban a las dos ruedas, ha generado bastante ruido en las últimas semanas luego que se cursara una absurda multa municipal (de 50 UTM) por considerarlo publicidad.
Fue tal la controversia, la protesta y la aparición en los medios, que el mismo alcalde de Providencia recibió en su despacho a los socios del taller, prometiendo que el tema quedaría en prórroga por 120 días. Sin embargo, Cristóbal Pinto, uno de los dueños, dice que no se quedará tranquilo hasta que haya un compromiso definitivo, porque asegura: "el mural se queda".
Y es extraño que una pintura tan inocente haya generado tanto lío. La imagen muestra a personas felices arriba de la bicicleta. Donde antes había una muralla vieja, el pintor y escultor Horacio Lira plasmó -junto a otras 20 personas- su expresión respecto lo que siente por la bici en la ciudad. Ideas que deberían multiplicarse por montones.




Este fue uno de los diseños del mural, pero que después fue modificado.



marzo 06, 2012

Así da gusto

Siempre falta por hacer, pero hay que reconocer que han habido avances entre la gente para reutilizar botellas, papel y toda clase de cachureos.
El otro día cuando fui a dejar mi contribución al GAM, me alegré mucho que el canasto gigante que recibe botellas rellenas de bolsas plásticas estuviera hasta el borde. Botellas que son nada menos que ecoladrillos para construcciones varias. Una maravilla y un incentivo para los que apuestan por el reciclaje. 
De a poquito de a poquito, lo lograremos.




Revisa el video de la Fabulosa Minga Sustentable:

marzo 02, 2012

La historia detrás de la Semillería más antigua de Santiago

Una historia como pocas es  la que esconde la Semillería Zagal, el local de simientes, almácigos y hortalizas más antiguo en su tipo en todo Santiago, que partió a principios de los cincuenta de la mano de Héctor Zagal von Bennwitz y su mujer Blanca Espinoza.
El, un descendiente alemán de Angol y ella proveniente de Concepción. De su tiempo juntos sólo quedan algunas fotografías y los recuerdos de Javiera González (57), la actual dueña del negocio y quien fue para ellos como la hija que nunca tuvieron.
Todo parte en 1954 cuando el matrimonio instala en calle Puente un local para vender semillas y alimento para aves. Así, encontraban la fórmula perfecta para unir sus pasiones por  animales y plantas. Su clientela en aquel entonces eran damas de alta sociedad que tenían parcelas en las afueras o huertos en los patios interiores de sus propias casas. “También venían hartas señoras a ver a don  Héctor porque era muy buen mozo” recuerda Javiera quien estuvo cerca de ellos desde los seis años. Ella, que también es una apasionada por los animales, conoció a “su segunda madre” en sus paseos por calle Bandera, cuando junto a una vecina recolectaban comida para los perros de la Protectora. “Ella nos entregaba dos viandas enteras de comida cocinada especialmente para los perritos”, cuenta.
Fue tanta la conexión, que prontamente la señora Blanca se llevó a Javiera a vivir con ella y a la madre de esta como asesora del hogar.
El entorno de Javiera aterrizaba en el mundo glamoroso  de los Zagal-Espinoza que vivían cómodamente en un hermoso departamento que aún subsiste en la esquina de Rosas con Bandera. Cuatro mozos, una peluquera del Hotel Carrera,  un cocinero y una modista eran parte del personal que atendía a esta pareja que lo tenía todo, menos la posibilidad de tener hijos. 
“Ibamos a comer al Chez Henri, a darle pan a las palomas, salíamos al cine y a la casa quinta que tenían en Gran Avenida llena de patos, gallinas y gansos y muchos árboles frutales. Ella fue como una segunda madre para mí” recuerda Javiera quien vivió con los Zagal hasta los 14.
En 1971, año en que enviudaron patrona y empleada,  la hermana mayor de Javiera se une al clan femenino y juntas siguen disfrutando de paseos y espectáculos de la época, como los de zarzuela en el Teatro Teletón.
“Era una persona única, si no la hubiera conocido no estaríamos donde estamos, todo lo que tenemos y lo que estudiamos fue gracias a ella” asegura Javiera, quien dice que la infancia fue difícil para el resto de sus cinco hermanos que les tocó vivir un tiempo con su padre alcohólico.
“Ella fue como un angelito” remata al recordarla con cariño. Junto con el negocio de la Semillería, Blanca Espinoza también dio en herencia un departamento y algo de dinero.
Javiera, quien hoy tiene cuatro hijos y cinco nietos, trabaja feliz junto a su marido en el local que hace año y medio se trasladó a calle Diagonal Cervantes.
Muchos de los asiduos compradores son ya la tercera generación de los primeros clientes, a los que se suma público joven que ha optado por vivir en el centro y disfrutar en sus balcones y cocinas de almácigos con romero, albahaca, tomate cherry y perejil. “No es la misma cantidad de clientes de hace 30 años, cuando hasta se hacía cola antes de que abriéramos, pero la gente sigue viniendo igual porque me dicen que es la única parte en donde compran plantas que no se mueren, porque acá decimos cómo cuidarlas”, recalca.





Javiera González, amable y entusiasta vendedora y dueña de Semillería Zagal