El día 3 les comentaba a través de twitter que para sorpresa de todos, Chuchú había puesto su segundo huevo. Desde entonces, prácticamente no se ha movido del nido. Sólo varía de posición y debo decir que ha soportado el calor sin reclamar.
Aún no distingo la madre, del padre. El cambio de turno, mientras uno de ellos busca comida y descansa, no es tan estricto como en el caso de sus predecesoras. Pareciera ser que están medio enojadas, porque simplemente no se cruzan. Una tórtola deja el nido, y minutos más tarde aparece la otra sin toparse.
Una de ellas es especialmente saltona conmigo. Apenas me deja correr la cortina y cada vez que abro la ventana sale disparada con susto. Esperemos que sea algo temporal y que como en años anteriores, terminemos siendo amigas.
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