Miles de camisetas naranjas pintaron las calles este domingo en los 10, 21 y 42 K de la maratón de Santiago.
Admirable ver participar a abuelos, niños, padres con coche y superhéroes. Todos imparables por el asfalto. En las esquinas los bomberos les lanzaban agua para refrescarlos y no faltaba el grito de ánimo de desconocidos para la turba maratónica.
A ver si el próximo año me pongo las zapatillas. Debe ser una maravillosa sensación eso de cruzar la meta.
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