El local se ha mantenido casi intacto en sus más de cinco décadas de historia. Un hermoso mueble con cajones guarda como tesoros finas corbatas y en los estantes se apilan una gran variedad de camisas.
A don Juan le gusta ser vendedor, pese a que lleva 43 años en lo mismo. "Hoy día la gente no sabe lo que vende, no sabe si es malo o es bueno" cuenta reclamando contra las camisas de supermercado que en el primer lavado pierden toda la firmeza en los cuellos.
Pero sin duda, la que más sabe del paso del tiempo es la señora María Inés González. Delgada, con un peinado impecable y suavidad al hablar, recuerda con nostalgia el centro de la ciudad hace cinco décadas. "Antes tuvimos el local en Ahumada con Agustinas, todavía pasaban los carros por la calle. Era todo distinto. La gente caminaba tranquila sin preocuparse porque le robaran la cartera, era más bonita la vida", me dice entre suspiros.
En aquella época las mujeres vestían ordenadas y elegantes, nada que ver con ahora, agrega la señora María que ha dedicado toda su vida al trabajo. Partió con su marido hace 52 años y siguió sola los últimos 30 después de quedar viuda. No pudo tener hijos e hizo el intento de adoptar, pero la vida le tenía deparado el hacerse cargo de este local conocido por su calidad y simpleza.
En todo este tiempo han vendido camisas a políticos, abogados y varios ministros de tribunales. "Don Rafael Retamal fue el primer Presidente de la Corte Suprema que atendí", me cuenta orgulloso don Juan y la señora María agrega que cuando un ministro manchaba su camisa, ahí estaban ellos para sacarlos del apuro.Los Presidentes Jorge Alessandi, Eduardo Frei y Sebastián Piñera también han cruzado la puerta de la Camisería, que forma parte del patrimonio comercial de la capital. Un clásico de clásicos por donde quiera que se lo mire.
Dónde: Bandera 341, local 1069. Galería Agustín Edwards, Santiago.
Horarios: Lunes a Viernes de 10 a 19.30 horas. Sábado hasta las 13.30 horas.
Precios: Camisas de manga corta desde $7.450 y manga larga de $9.000 a $20.690. También venden camisas para los sacerdotes, finas corbatas, pijamas, chaquetas, tabaco y pipas. Todo un paraíso para los caballeros...
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