Ahí bajo de los puentes, con un aire fresco en la cara y el maravilloso sonido del agua pasar, fuimos testigos de un asombroso redescrubrimiento: el río, el mismo de aguas barrosas por años contaminado, el que une cordillera y mar, el que es hogar de gaviotas y espacio para un museo de luces y graffitis. El río, querido y burlado, fue por un ratito el rey para todos.
* La iniciativa fue de las organizaciones Mapocho pedaleable y la comunidad Happyciclistas que buscan promover el rescate de la ribera sur del río para convertirlo en una vía de encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario