Fue una marea interminable de apasionados de las dos ruedas. En tricotas, ropa de calle, de taco alto, zapatillas, con cascos, sombreros de vaquero, pelucas o tocado de indio. Bicicletas deportivas, urbanas, de hace tres décadas y más. Daba igual para el entusiasmo del grupo que partió en Plaza Italia, pasó por Costanera Center, llegó hasta Estación Central y regresó a la estatua de Baquedano. Fue un continuo de luces parpadeantes y timbres sonando en la calzada y sonrisas y aplausos desde las veredas en una noche en que las calles se abrieron sólo para los ciclistas.
* Cortesía de transporte: Bullit Claudio Olivares :)
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