Me pregunto cómo habrá sido estar en los años dorados de este hotel de lujo construido en 1938 por el arquitecto Juan Velasco. La banda tocando desde un balcón para los comensales y bailarines del gran salón. Las damas compitiendo con sus vestidos y ellos fumando y chocando sus vasos de whisky en medio de carcajadas.
Me imagino el glamour vertiéndose por las escaleras, pasillos y habitaciones en la década de los cuarenta y cincuenta. Y luego la bohemia, los filósofos del vino y el "detective Heredia", todos hablándole a las botellas, al barman y a la nada.
El 2011, el empresario indio Satinder Garcha compró el hotel con la idea de elevarlo a las seis estrellas. Se reparará el parquet de rombos y se restaurarán sus murallas para volverlo a la vida. Va a ser una maravilla ver encenderse de nuevo el cartel rojo de neón de la entrada. Las ventanas tendrán la misma vista y por dentro la magia hará lo suyo.
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