Estamos de acuerdo, hoy no se acaba el mundo. Sin embargo, es interesante mirar cómo se ordenan nuestras urgencias al imaginar que sí tuviéramos un fin como especie en el corto plazo.
En lo que respecta a los que amamos esta capital, más que buscar lo pendiente (que podría ser una larga lista) daría las gracias: gracias a quienes sonríen en la calle, a los que no tienen miedo de mirarse a los ojos, a los que no tiran basura y reciclan, a los que andan en bici y a los que comparten sus autos para no contribuir al caos vial. También daría las gracias a los que fabrican sus propios regalos en estas fechas, a los que cuidan sus plantas en sus balcones y quieren su espacio independiente de cual sea, a los que caminan despacio, a los que abrazan, a los que no tocan la bocina y especialmente a los que valoran y propician lo colectivo y comunitario.
Así que, si está empezando una nueva era, adelante: que venga una epidemia de empatía y nos contagie a todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario