Copa de champagne en la mano, glamour a cargo de Julita Astaburuaga, embajadores y uno que otro político. Ahí estuvimos con una amiga en plena celebración del 14 de julio en la casa del Marc Giacomini, nada menos que el embajador de Francia en Santiago du Chili.
Un inmenso árbol que salía por el encarpado, fue el principal testigo de los himnos nacionales, el chin chin y las exquisiteces varias: quesos, bolitas de champignon rebozado, ceviche, quiches, brochetas y más y más. Sólo delicias. Aunque me quedo con las lámparas de cristales en los salones principales que hacen soñar con vestidos largos y hombres en smoking.
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